María Isis tiene dos hijas. Ambas son su máximo orgullo y por ambas sufre también cada día. Son niñas con altas capacidades, escolarizadas en un sistema que -como apunta su madre- «no les ofrece la ayuda y recursos que necesitan».

Lo primero que plantea esta madre es desterrar los falsos mitos e ideas preconcebidas sobre las altas capacidades. «A menudo se piensa que los niños superdotados tienen el futuro asegurado, que no necesitan ayuda, que tienen que sacar dieces en todas las materias…».

Al contrario, explica María Isis, una característica común en estos menores suele ser la hipersensibilidad y un elevado sentido de la justicia, por lo que un porcentaje alto se siente excluido cuando percibe que no se les ayuda o que no se les presta la suficiente atención. Y esto puede llevar a la depresión o a la ansiedad e incluso a que los menores sean diagnosticados con Trastorno de Déficit de Atención (TDA) y lleguen a recibir medicación. «Eso sin mencionar las situaciones de acoso escolar a las que suelen enfrentarse», añade.

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