La experiencia nos dice que el éxito en la vida (la adaptación al entorno) es predecible en mayor medida por el llamado cociente emocional que por el tradicional cociente intelectual.

Desde que Salovey y Mayer definieran el Cociente Emocional (CE) que Goleman popularizaría en los años 90, la inteligencia emocional ha pasado a ser un tema de conversación, a veces una inquietud, y no siempre una habilidad en nuestro desempeño.

La Inteligencia Emocional de los niños de Alta Capacidad con frecuencia se ve influida por su hipersensibilidad al entorno. En general, poseen un umbral de percepción más bajo en alguno o varios de sus sentidos.

Niño sentado en valla

¿Qué significa esto en la práctica?

Los niños de Alta Capacidad registran un mayor volumen de información y perciben estímulos que no son compartidos por otras personas. El procesamiento intelectual de todos estos datos puede llevar a conclusiones diferentes y a respuestas de intensidad emocional diferentes. Esto es lo que el Dr. K. Dabrosky ha denominado “sobreexcitabilidad” en las personas de Alta Capacidad.

Esto es una ventaja y puede ser un inconveniente.

Ventaja: tienen una visión mayor y más completa de las situaciones,

Inconveniente: se pueden enfrentar a la incomprensión del entorno (su conducta puede no parecer ajustada a lo que la mayoría sabe).

Equilibrar esa hipersensibilidad y mayor intensidad emocional a veces da lugar a disincronías que se pueden manifestar tanto en el propio plano emocional, como en el social. Es por ello que, a veces, un mayor Cociente Emocional puede requerir un mayor Apoyo Emocional. Esta es la razón de ser de AAESI.

Tradicionalmente cuando se ha atendido la Alta Capacidad se ha hecho siempre desde su vertiente cognitiva, ignorando, en un principio y minimizando después, el hecho de que una inteligencia superior va acompañada de una sensibilidad mayor y una intensidad emocional también más acusada.

La vertiente afectiva de la personalidad de un niño de Alta Capacidad es primordial en su desarrollo. El equilibrio emocional, sentirse comprendido, y sobre todo aceptado, es condición necesaria para el crecimiento en otras áreas, y su defecto, un factor de vulnerabilidad. El crecimiento cognitivo no es independiente.

Así, nos encontramos que la Alta Capacidad no implica, per se, éxito académico, ni personal, ni profesional, ya que, si esa excepcionalidad no es reconocida, y no se le da la respuesta que necesita, puede ser origen de diferentes trastornos, y sobre todo de una gran infelicidad.

La Alta Capacidad es, como dice Jeanne Siaud-Facchin, “una manera de estar en el mundo“, una forma de ser inteligente que conlleva un modo atípico de funcionamiento intelectual, una activación de recursos cognitivos, cuyas bases cerebrales son diferentes, y cuya organización muestra particularidades inesperadas.

Pero así mismo, esos elevados recursos intelectuales, llevan siempre parejos sensibilidad, emotividad y receptividad afectiva cuya amplitud e intensidad invaden el ámbito del pensamiento.

Se trata de una personalidad singular con múltiples recursos intelectuales y afectivos, cuyo potencial sólo podrá encuadrarse como una fuerza positiva en el conjunto de la personalidad si, y sólo si, ese potencial es conocido, comprendido y reconocido.

Madre e hijo