El pasado 18 de Septiembre 8 familias disfrutamos de un día fabuloso con los monitores de la Granja Escuela en Fuentidueña.
Por la mañana, después de que el centro nos pusiera un desayuno para despertar y llevar energía a las actividades, hicimos un par de grupos por edad de los chavales. Ambos grupos hicimos las mismas actividades, que disfrutamos igualmente niños que padres, ya que están pensadas para todas las edades.

ROCÓDROMO: La primera actividad que hizo mi grupo era a nivel individual, para superar el miedo, pero terminó convertida en una actividad grupal donde desde abajo todos gritaban frases de ¡ánimo, tu puedes!. Al igual que aprendimos que para superar nuestros miedos lo mejor era tener toda la información, también vimos la importancia de saber cuándo parar si no somos capaces de llegar donde teníamos pensado, sin necesidad de culpabilizarnos ni sentirnos mal.

MISIÓN POSIBLE: Esta actividad grupal nos puso a prueba las dotes de liderazgo, coordinación e incluso paciencia. Tratando de cruzar el “río de lava”, las dotes de organización de l@s niñ@s más mayores del grupo y su disposición a ayudar a cruzar la rueda hizo que tanto los niños más pequeños como los adultos no sufriéramos ninguna “quemadura”. Fue difícil para los adultos dejarse liderar por los niños, pero hicieron un gran trabajo y no hubo disputas. La monitora recalcó el perfil bajo que había optado el grupo de madres, así que ellas tuvieron que volver a cruzar (y todas a la vez) el río de lava en un tiempo récord, lo que aumentó la satisfacción de ellas así como la alegría de todos que ya con la prueba superada sólo podíamos pensar en animar y en felicitarnos por el gran trabajo conseguido.

INDIANA JONES: Trabajo por parejas “adulto/hij@” donde uno de ellos guiaba al otro que llevaba los ojos vendados, y luego se cambiaban los roles. Después de superar todas las pruebas, la monitora que nos había observado mencionó y elogió el gran trabajo de los niños, ya que todos ellos habían destacado por su gran responsabilidad, pendientes de que su padre/madre superara todos los obstáculos.
Contentos con las hazañas conseguidas, varias familias nos quedamos a comer en un merendero que tiene la granja. El picnic fue amenizado por alguna cabra en busca de alimento, que no dudó en pasar dentro a saludarnos. Los niños continuaron entonces su visita a los animales que viven allí, jugando por el recinto sin peligro mientras los adultos charlábamos tranquilamente, contentos de lo alto que habíamos llegado en el rocódromo. Tan tranquilos nos vio Pablo, el director de la granja, que nos sacó café haciendo que la sobremesa se alargase hasta casi las 8 de la noche.


La Granja tiene varias actividades más, así que nosotros estamos deseando que llegue el momento de repetir y poder hacer otros juegos emocionales con todos vosotros.
¡¡Esperamos volver pronto!!
“María C.”